El precio del
capricho
Paola había sido hija única durante doce años, en ese tiempo había sido
consentida en todo lo que había deseado. Sin embargo poco antes de cumplir los
trece, su madre tuvo un nuevo hijo. Obviamente frente a éste acontecimiento las
atenciones de los padres se dividieron.
Pero Paola no estaba de acuerdo con la nueva atención que lo tocaba, mucho
menos con los cuidados que sus padres le daban a su hermanito. Por ello comenzó
a tener actitudes caprichosas todo el tiempo. Ningún regaño o castigo parecía
hacerla cambiar de actitud.
Su madre desesperada por una situación que comenzaba a sobrepasarla
consultó con una amiga que hacía años había tenido un problema similar. Ella le
sugirió un plan que no podía fallar.
-¡¿P… pero podré yo hacer algo así?! –exclamó la madre de Paola, sonrojada
al escuchar el plana de su amiga.
Al regresar a su casa lo habló con su marido, pero éste tampoco se mostraba
muy seguro de implementar tal plan. Sin embargo decidieron darle un ultimátum a
su hija y en caso contrario intentar realizar de la mejor manera el castigo.
Al día siguiente Paola tuvo otro de sus ataques caprichosos. Como siempre
su madre la regañó y le aseguró que sería el último acto que toleraría. Paola
no prestó a tención a esto, y continuó con sus berrinches.
-¡Se acabó! –le retó su madre -.Cuando regreses de la escuela vas a recibir
un castigo ejemplar.
Paola se marchó a la escuela riendo por dentro pensando que su madre tan
solo la amenazaba. Pero no era así, cuando regresó de sus actividades no podía
creer lo que veía. Su cuarto estaba trasformado por un de bebé. Revisó todo el
lugar, allí no había nada de sus antiguas cosas. Abrió los cajones del armario
ninguna de sus prendas estaban. Solo pilas de pañales descartables y mamelucos
con dibujos infantiles. Tomó uno y horrorizada notó que eran de su tamaño.
-¡¿Qué es todo esto?! –exclamó.
-Tu castigo –dijo su madre a sus espaldas y apoyada en el marco dela
puerta.
-¿Qué?
-Te aseguré que a menos que cambiaras tu actitud te castigaría.
-¡¿Y qué tiene que ver todo esto?! –sacudió la ropa que aún tenía en la
mano.
-Parte de tu castigo ¿Quieres actuar como un bebé? por mí no hay problema.
Pero entonces vas usar la ropa de uno y hacer todo lo que hace un bebé.
-¡¡¡Estás loca si crees que lo voy a hacer!!!
-No, vos estás loca si crees que no va a pasar esto. Ya te dije es tu
castigo.
Paola pensó que todo quedaría allí, pero no fue así. Su padre también
ingresó a la habitación y entre ambos la desvistieron y la acostaron en un
cambiador. Allí la rociaron de talco la cola, le ajustaron un fuerte pañal de
bebé y por ultimó le pusieron un mameluco rosa con dibujos de ositos. Paola
frente a tal acción comenzó con sus habituales berrinches y a llorar.
-Ya, mi amor, ya está – la madre le acarició el rostro y luego le colocó un
chupete en la boca -.Pero te advierto que si te llegas a sacar esta ropa voy a llamar
a tus amigos para que te vean así vestida, y ahora sabes que no amenazo en
vano.
Frente a tales palabras Paola continuó lloriqueando pero no se resistió
más. Su padre la levantó en brazos y la colocó en una gran cuna y le puso a
funcionar el móvil que tenía colgada sobres la cuna. Tanto llanto y el
movimiento del juguete hicieron que la niña se durmiera vestida como estaba y
con el chupete en la boca.
Luego de unas horas se despertó con unas terribles ganas de hacer pipí.
Salió de la cuna, en puntitas de pie llegó hasta la puerta del baño, pero se
encontró con ésta cerrada.
-Para eso tienes puesto el pañal –explicó la voz de su madre a su espalda.
-Pero mamá…
-Pero nada, tienes un pañal puesto, si tienes que ir al baño hazlo en él y
mami después te cambia.
Molesta por la respuesta se volvió a su habitación y allí se quedó sentada
en el piso. Pero con el correr del tiempo las ganas iban en aumento, hasta que
no pudo más y en cuestión de minutos sintió su pañal pesado y un poco húmedo en
la entrepierna y un poco de la cola. Frente a tal situación no aguantó más y
volvió a llorar con fuerza, y así permaneció hasta que su madre entró. Sabiendo
lo que había sucedido, no dijo nada, solo la tomó de la mano con dulzura y la
llevó hasta un cambiador. Allí desplegó un nuevo pañal y luego le quitó el que
estaba sucio.
-¿Por qué me haces esto? –preguntó Paola mientras su madre la limpiaba con toallitas
húmedas.
-¿Qué te hago? –preguntó con inocencia.
-¡Esto! Tratarme como un bebé.
-Sí, sos un bebé.
-¡No, no lo soy!
-Sí lo sos, te comportabas todos los días como uno, lo único que cambió
ahora es que te vestís como un bebé, nada más.
-No soy un bebé-exclamó en un tono más bajo y ya no tan seguro de sus palabras.
-Listo, ya estas limpita –finalizó la mujer ajustándole el nuevo pañal.
-Y ¿qué hago ahora?
-Lo que quieras mi vida, podes jugar con tus juguetes –le señaló un montón
de juguetes para bebes -.O si estas cansada podes dormir una siesta.
-Ya dormí, no tengo sueño –dijo cruzada de brazos.
-Entonces juga –le acarició la cabeza y salió dela habitación.
Con dificultad por el enorme pañal que tenía Paola llegó hasta los
juguetes, se sentó en el suelo y comenzó a mirarlos y luego los arrojó contra
la pared. Su madre que escuchó los ruidos volvió a la habitación.
-¿Qué fue eso? –preguntó.
-Yo, tiré los juguetes.
-¿Por qué hiciste eso?
-Porque son horribles y de bebés.
-Se acabó, no voy a aguantar más esto.
Se sentó, tomó a la niña de un brazo, la colocó sobre su regazo boca abajo,
y comenzó a darle golpes en la cola. Paola intentaba resistirse pero su madre
era más fuerte, luego de unos segundos simplemente estaba entregada al castigo
que parecía no tener fin.
-¡Esta bien, perdón! –se disculpó la pequeña.
-¿Vas a ser un buen bebé de ahora en más?
-Sí.
-Dilo.
-Voy a ser una buena bebé.
-Muy bien.
Volvió a colocarla en el piso y se marchó, regresando a los pocos minutos
con una mamadera llena de leche, se sentó en el piso y volvió a recostar a su
hija sobre su regazo pero esta vez boca arriba. Le colocó la mamadera en la
boca sin siquiera preguntarle y esperó a que la niña tomara todo el contenido.
Con la panza llena Paola volvió a caer en un profundo sueño, su madre la
tapó con unas frazadas de “Princesas” y
la dejó dormir.
Caída la noche la niña fue llevada por su madre a la bañera. La bañó junto
a un montón de juguetes. Luego volvió a vestirla, la alzó en brazos y la colocó
en una sillita para bebé. Le colocó un babero y le dio de comer papilla. Desde
luego Paola no estaba de acuerdo con nada de esto pero lo prefería a volver a
ser castigada.
A la madrugada y ya en su cuna tenía nuevamente ganas de ir al baño, pero
bien sabía que no tenía acceso a este. Tampoco quería mojar su pañal, pero no tenía
opción. Relajó la vejiga y soltó todo el pipi acumulado. Sintió el líquido
tibió invadir todo el pañal. Pero al acabar, toda la humedad fue absorbida.
Lloró un poco por la situación, pero el sueño volvió y se quedó dormida.
Cuando se despertó su madre le tocaba la entrepierna descubriendo que había
mojado el pañal. Con una sonrisa tierna la sacó de la cuna y se dispuso a
cambiarla.
-¿Tienes hambre? –le preguntó una vez finalizado el cambio. La niña asintió
con la cabeza.
La mujer se levantó parte la blusa, dejó al descubierto un pecho y se lo
ofreció a su hija, la cual al principio se negó pero al final accedió. Comenzó
a succionar y poco a poco sintió la leche materna pasar de su boca a su
estómago. Luego de unos minutos la situación empezó a agradarle tanto que hubiera
pasado horas así.
De esta manera trascurrió una semana entera: cambios de pañal (casi al
final Paola ni notaba cuando mojaba u embarraba su pañal), baños de agua tibia,
mamadera, papilla y ser amamantada.
Finalizado el castigo Paola era otra, no solo había terminado con sus
berrinches sino que además ahora ayudaba en la casa y estaba siempre disponible
para lo que otros necesitaran. Pero en otra cosa había cambiado: ya no odiaba
tener que usar pañales, al contrario los llevaba a todas partes incluso a la
escuela, porque siempre estaba la posibilidad de tener algún accidente y así se
sentía segura y sequita como cualquier bebé.
5 comentarios:
Hola! Me ha encantado tu historia, yo también escribo historias de pañales en mi blog: www.ponmeunpanal.blogspot.com.es
gracias, amigo
Amo este blog de ABDL buenas y excelentes historias
hola esta muy bonita tu historia espero que tenga una segunda parte porque me encanto mucho
Todos ustedes estan enfermos....!!!
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