domingo, 22 de febrero de 2015


Descubriendo el mundo AdultBaby

 

Estaba nervioso, muy nervioso. Jamás lo había confesado, ni siquiera se me había cruzado por la cabeza el hacerlo. Pero aquel día me sentía distinto, pensaba que Diego lo iba a entender.

Él y yo nos conocemos desde la secundaria y ahora con veinte años íbamos a la misma universidad, si había alguien que pudiera comprender y compartir mi más grande secreto era él.

Así lo hice entonces, café de por medio le conté el placer que sentía al poder vestirme y actuar como un bebé, le expliqué del mundo Ab que desconocía por completo. No decía nada solo me observaba mientras yo hablaba sin parar, pensé que ese silencio significaba que compartía lo que oía y que le agradaba, pero me equivoqué.

-Después de tantos años me doy cuenta de que no te conozco para nada, estás enfermo –fueron sus sepultadoras palabras.

Se levantó y se marchó y a partir de aquel momento simplemente me ignoró. Debo confesar que sufrí mucho la ausencia de mi amigo, más me dolió que no entendiera la verdadera pasión del mundo AB.

Fue en aquel momento de desazón que un plan comenzó a formarse dentro de mí, uno que despertaría en Diego el mismo amor por los pañales como yo lo tengo.

Un frio sábado de abril mis padres salieron de viaje y estarían fuera un par de días, fue el momento propicio para poner en marcha mi plan.

Llamé a Diego y con la excusa que tenía que devolverle unas cosas suyas lo convencí de que me visitara en casa.

Una vez que llegó me mostré distante igual que él, pero sin que se diera cuenta le coloqué un somnífero en la bebida que le serví. Diego no se percató e ingirió el total del jugo. Tuve que aguardar unos breves instantes a que hiciera efecto y cuando lo hizo puse en marcha mi plan.

Cuando Diego se despertó debo admitir que se veía muy tierno, con su enorme pañal celeste, guanteletes en las manos, unas medias de bebé a medida y un lindo babero y recostado y atado a una bella cuna. 

-¡¿Qué es todo esto?! –exclamó sobresaltado viéndose las ropas que le había puesto.

-Esto es lo que yo llamó rápidas lecciones de AB.

-Estás loco.

-Eso me decís ahora, vamos a ver qué piensas en unos días.

-¿Unos días?

-Sí, por unos días vas a vivir la vida de un bebé, y vas a ver que te va a terminar gustando.

-¡¡¡Loco estas!!!

Para que no siguiera gritando e insultándome le puse un chupete en la boca que no podía escupir porque estaba agarrado a una cinta que se sujetaba a la cabeza. Por mi parte me quité los pantalones y le mostré que también yo llevaba pañales.

-¿Ves? Para que no te de vergüenza no sos el único.

Diego balbuceó unas palabras sin que se pudiera entender nada.

-Ya vas aprendiendo a hablar como bebé, te felicito.

Desde luego tal burla lo alteró más, pero yo no me iba a dar por vencido, lograría convertir a mi amigo en el mejor de los bebes adultos.

Las primeras horas fueron complicadas: no quería comer, ni beber nada de lo que le ofrecía, ni hablar de que hiciera cosas de bebes. Sin embargo entrada la tarde la sed lo venció y me pidió, por medio de gestos, tomar algo.

En ese momento tuve mi oportunidad, me fui hasta la cocina y le preparé una mamadera con leche y dentro le puse un fuerte laxante.

Por supuesto que cuando le ofrecí la mamadera se reusó, pero la sed era más fuerte que su orgullo y finalmente la tomó torpemente a través de los guantes y se bebió todo el contenido. Fue muy tierno verlo.

Debido a tener el estómago lleno y la leche tibia se fue quedando dormido, me senté a su lado y lo contemplé. Luego de un rato escuché como su panza hacia fuerte ruidos. Después de eso escuché un gas y por último lo que esperaba, sin despertarse, embarró todo su pañal. Era tanta la cantidad que la parte trasera del pañal estaba toda marrón. Sonreí satisfecho frente a mi gran logro.

Lo acaricié en la cabeza y se despertó.

-¿Qué pasa? –dijo.

-Es hora cambiarte el pañal, bebé.

-¡No soy un bebé!

-¿Ah no? ¿Decime una cosa porque lo bebes usan pañales?

-Por qué… se ensucian –me respondió vacilando.

-Y ¿no es lo que vos hiciste?

-¡Claro que no!

-Y ¿cómo llamas a esto entonces?

Le empecé a dar palmadas en la cola y Diego sintió todo el popo que había en su pañal, y sintió como se desparramaba más con cada nuevo golpe mío.

Fue en ese momento que se percató de lo que había sucedido y lo único que atinó a hacer fue ponerse a llorar como el mejor de los bebes.

-Ya, ya –intenté calmarlo -.No pasa nada, tengo mucho pañales.

Le coloqué nuevamente el chupete en la boca y le quité el pañal que tenía sucio y le coloqué uno nuevo, previamente lo limpié con mucho cuidado con toallitas húmedas y le puse talco.

-¡Esto es culpa tuya! –me gritó.

-No fui yo quien se hizo popo encima –respondí con naturalidad.

-Pero… pero –no supo cómo terminar la frase y permaneció en silencio.

-Veo que estas de mal humor. Así que vamos a hacer algo divertido, ver la tele.

Prendí el televisor y luego de buscar canal por canal hallé lo que buscaba, un canal de 24 horas con programación para bebes.

-No voy a ver esto –exclamó.

-Es bueno para vos, bebé.

-¡No soy un bebé!

-Lo que paso hace un rato no me dice lo mismo. Mira los dibus.

Salí de la habitación y regresé al rato, y sorprendido vi como Diego disfrutaba del infantil programa que estaban dando, por supuesto que al verme disimuló.

-¿Hasta cuándo voy a estar aquí? -me preguntó molesto.

-Hasta que disfrutes ser un bebé como yo.

-Eso nunca va a pasar, vos estás loco.

-No lo estoy, solo es una diversión, un gusto como cualquier otro.

Aproveché que estaba acostado me senté en su panza y mojé totalmente mi pañal. Diego se espantó de esto.

-¿Cómo no te puede gustar eso?

-Es una locura –en sus palabras noté que ya no había tanta seguridad.

-Mira –le saqué uno de los guanteletes –tócate el pañal y vas a ver que te gusta.

Luego de dudarlo unos segundos accedió y sin duda lo disfrutaba, pero no quería dar el brazo a torcer y me volvió a decir que era una locura. Sin resignarme fui a la cocina y preparé una papilla y jugo, esta vez le coloqué un diurético para que se haga pis y nuevamente laxante. Volví le coloqué el babero y le ofrecí la cena.

A regañadientes comió lo que le di, mientras yo disfrutaba haciéndole el avioncito y demás juegos.

-Me doy cuenta de que posiblemente nunca te guste esto como a mí –le dije una vez que terminó de comer -.Así que si para mañana todavía no te gusta, te voy a dejar ir.

-¿De verdad?

-Si –respondí y no vio que esto era solo una estrategia más de mi plan.

Nos fuimos a dormir. A media noche vi como su pañal estaba húmedo y embarrado de nuevo, él sin embargo dormía plácidamente. Sonreí y volví a acostarme.

A la mañana fui a verlo y le dije que si era lo que quería se podía ir.

-Sácate el pañal y ándate –le ofrecí.

Diego no se movió tenía la cara roja.

-¿Qué pasa? –pregunté simulando ingenuidad -.Que olor, acaso –lo miré -¿Acaso te volviste a hacer popo?

-No séqué me pasa –lloró.

-¿Ves? En el fondo queres ser un bebé y tu cuerpo te lo demuestra.

-¿Me vas a cambiar?

-En un rato. Primero disfruta de un pañal sucio, que es tan placentero como uno limpio.

Me senté a su lado y también embarré mi pañal y lo hice tocar la parte trasera para que viera lo lindo que se sentía. Casi sin darse cuenta me pidió que le haga lo mismo a él, a lo cual accedí y le aplasté bien toda la popo en la cola.

Estuvimos así un buen rato, hasta que me cambié y luego lo hice con él. Después de aquel momento Diego cambió por completo, jugamos juntos toda la tarde con juguetes de bebé y vimos dibujitos juntos.

En variasocasiones yo mojaba mi pañal o lo embarraba y al rato él hacía lo mismo y ambos reíamos y disfrutábamos. En ocasiones yo me sentaba en su espalda con el pañal puesto y ahí me hacía popo y el sentía el calorcito y el peso del pañal.

Cuando el finde semana estaba llegando a su fin me dijo.

-Tenías razón, no me quiero ir.

-Sí, pero ahora hay que volver a la realidad, lamentablemente.

Después de ese día Diego y yo logramos fortalecer mucho más nuestros lazos de amistad. Siempre que no encontrábamos hablábamos sobre pañales o nos pasábamos información sobre algún nuevo producto que había salido y que debíamos probar, pero por sobre toda las cosas en lo que ambos coincidíamos era en llevar siempre un pañal puesto, como dos buenos bebés.

 

2 comentarios:

Raven dijo...

Hola! Muchas felicidades por el éxito de su página en Facebook y ahora en este blog.

De los publicados en el Blog este ha sido el que más me ha gustado y no porque me guste obligar a alguien a hacer cosas, simplemente me agradó mucho la historia,por supuesto que otros también me han gustado. Les deseo mucho éxito en todos los proyectos y ojalá puedan subir más cuentos pronto

Anonimo dijo...

gracias por seguirnos