Amigos aquí el
nuevo cuento, un clásico de la literatura infantil con toques ABDL. Disfruten,
lean y comenten.
La
Babycenicienta.
Abigail y Dana
eran dos hermanas que tenían todo cuanto querían. Su madre viuda, les daba todo
lo que ellas quisieran y le prestaba toda la atención.
Sin embargo
Nadina, la madre, conoció a un buen hombre y se casó con él, en muy poco tiempo
tuvieron una bebé a la que llamaron Gala. Abigail y Dana se sentían desplazadas
por el nuevo miembro de la familia.
Los años
trascurrieron y Gala cumplió diez años, mientras que sus hermanas tenían
diecisiete y dieciséis respectivamente. El rencor de las dos hermanastras era
cada día mayor, todo el tiempo planeaban alguna forma de vengarse de la pequeña
y dulce niña. Un fin de semana encontraron la gran oportunidad, sus padres
saldrían de viaje y ellas quedarían a cargo.
Las malvadas
adolecentes comenzaron a planear inmediatamente su venganza contra aquella a la
que consideraban que le había arrebatado su lugar de privilegio.
-Hay que hacer algo,
pero tiene que ser bien vergonzoso para ella –exclamó Abigail paseándose
pensativa de un lado a otro dela habitación.
-Creo que ya lo
sé, mamá la trata como un bebé, pues
bueno vamos a convertirla en uno –sugirió su hermana con una malvada
sonrisa. Ambas rieron a carcajadas.
Durante las
primeras horas las hermanastras se mostraron cariñosas y respetuosas con la
pequeña Gala, haciendo que esta baje la guardia.
Ese mismo día a
la tarde, mientras la pequeña dormía la siesta, sus hermanastras ingresaron a
la habitación, tomaron la mano de la niña y la colocaron en un bol con agua
tibia (era algo que habían visto en internet). Esperaron unos pocos minutos y
finalmente sucedió lo que esperaban: la pequeña niña, sin despertarse comenzó a
hacerse pipi. En cuestión de segundos su ropa interior, su pijama y las sabanas
de la cama estaban completamente empapados.
La despertaron
para hacerla ver lo que había sucedido, la niña que no se había percatado de
que era un plan de sus hermanas comenzó a llorar pensado que se trataba de un
accidente.
-¡Ho! mírenla a
la pobrecita como llora –exclamó una.
-Pobre bebita –
se burló la otra.
-Nosotras no
vamos a lavar tus cochinadas.
-¡Fue un
accidente, eso solo! –exclamó la pequeña Gala.
-No me quiero
arriesgar –sentenció Abigail -.Esperamos afuera, sácate todo la ropa.
Las dos
hermanas salieron, y la niña hizo lo que le ordenaron. Cuando terminó les
avisó. Las dos volvieron a ingresar cargando un enorme paquete y con una
malvada sonrisa en sus labios.
La hicieron
recostarse sobre la cama, la higienizaron con toallitas húmedas, la rociaron
con talco, y sin darle tiempo a que Gala reaccionara, le abrocharon un pañal de
bebé ya que por su tamaño aun le quedaban.
-¿Qué… qué es
esto? –preguntó avergonzada.
-Ya te dijimos,
no vamos lavar tus cochinadas. Así que si te volves a hacer pis u otra cosa
tenes el pañal.
-¡P… pero fue
un accidente, no va a volver a pasar! –la niña ya lloraba por eso le pusieron
un chupete en la boca.
-No queremos
berrinches.
La terminaron
de vestir poniéndole un vestido rosa corto muy infantil que no terminaba de
cubrir el pañal y la dejaron en la
habitación sola.
-Comienza la
segunda parte del plan –dijeron al unísono las malvadas hermanastras.
Cuando la
pequeña Gala salió de su cuarto y se puso a ver televisión en el living (aun
con pañal y chupete ya que no quería contradecir a sus hermanas), Abigail y
Dana entraron a la habitación de la niña allí armaron la cuna que usaba de
bebé.
Gala mientras
seguía viendo las caricaturas sintió el llamado de la naturaleza y se dirigió a
la baño, pero al llegar se encontró que la puerta estaba cerrada con llave,
apresuradamente se dirigió al segundo pero estaba en las mismas condiciones.
Desesperada intentó buscar a sus hermanas pero fue en vano, luego de da unos
pocos pasos su vejiga liberó todo el pipí que tenía acumulado, volviendo
amarillento su pañal de “Princesas” y
más pesado.
-Miren a la
bebita sigue haciéndose pipi encima –se burló una de sus hermanastras.
-Menos mal que
le pusimos el pañal.
Las burlas y
las humillaciones no se detuvieron allí. Sin cambiarle el pañal húmedo le
dieron una mamadera llena de leche y se la hicieron tomar mientras en la
televisión le hacían ver programas para bebés.
El almuerzo y
la cena fue igual la sentaban en sillitas para bebés, le colocaban un babero y
le hacían comer papilla. Sin saberlo dentro le colocaban diuréticos y laxantes
para que la niña ensuciara el pañal
Y así la tenían
largas horas con el pañal sucio, incluso lleno de popo. La pobre Gala les
rogaba a sus hermanastras que acaben con todo pero estas no se apiadaban ni
siquiera de las lágrimas, es más cuando la niña comenzaba a llorar, decían que
así se parecía más aun bebé y le colocaban un chupete en la boca.
Pasaron dos
días, tres días, cuatro días la pequeña ya casi no podía controlar su vejiga y
su esfínter debido a tantos medicamentos y había llegado a un punto en que
podía mojar o embarrar su pañal sin darse cuenta, y eso hizo que sus
hermanastras lejos de apiadarse aumentaron con sus bulas y humillaciones.
Todos los días
eran similares usaba pañal las 24 horas del día, le colocaban vestidos
infantiles, la obligaban a usar chupete y a divertirse con juguetes de bebés
dentro de un corralito. La comida consistía en papillas y mamaderas llenas de
leche tibia. A la hora de dormir lo hacía en una cuna.
La pobre Gala
ya había llegado a un punto en que se había resignado y ya no se resistía a
nada de lo que sus horribles hermanastras la obligaban a hacer y éstas estaban
felices por ello porque pensaban que la pequeña había recibido el castigo que
merecía.
Pero todo
cambió cuando los padres regresaron de improvisto y sorprendieron a las
malvadas hermanastras nalgueando a Gala que solo vestía un abultado pañal lleno
de popo. Las dos intentaron justificarse pero les fue imposible.
El castigo que
recibieron Abigail y Dana fue ejemplar, Gala debía seguir usando un pañal un
tiempo más debido a que por los medicamentos había perdido la capacidad de
controlar sus necesidades, así que en tanto tuviera que seguir con pañales sus
hermanastras también lo harían, y así irían a todos los lugares, mientras que
en la casa serían tratadas como bebes al igual que lo hicieron con la pequeña
Gala.
1 comentario:
Asi que ya saben la bengansa nunca es buena mata el alma y la
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